enero 17, 2009

Introducción a la educación:

Intento recordar y dar un paseo por los años que dejé en el pasado para encontrar en qué momento nace en mí el interés por la educación, pero no lo recuerdo.

¿Quién cuando niño no jugó más de una vez a ser el "Maestro"? ¿Quién no sentía sobre sí el poder que se le confería al momento de expresarle la palabra mágica: "profe" en el momento del juego? Tal vez sea en los juegos de la infancia donde la semilla comienza a ser plantada.

Luego, después de ciertos procesos y gracias a maestros que guiaron mis pasos en la vida universitaria, me encontré con el lado oscuro de ella, de la educación, donde es utilizada como herrramienta política por quienes muestran títulos en educación superior y de posgrado y que a final de cuentas, no son más que requisitos curriculares para el puesto que ostentan.

Sin embargo, también tiene un lado bondadoso, ese donde las hegemonías no interfieren y donde no tienen una invitación personalizada: la que está en el currículo oculto y que da la oportunidad de conocer un todo completo.

La educación es entonces, un proceso de intercambio, de imaginación, de creación, de amor, de vaciar el vaso una y otra vez teniendo siempre la disponibilidad de aprender y practicar lo aprendido, sobre todo: compartir...

Aquí nace mi interés por la educación: en el compartir con otras personas lo referente al conocimiento, a mis conocimientos y en el estar dispuesta a aprender aquello que desconocía.
Evítemos:


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